Libro de Fútbol




El pasado jueves Guillermo y yo salimos a dar un paseo por la calle O’Donnell. No es casualidad vernos por esa calle ya que en el número 28, más cerca del parque del Retiro que de Doctor Esquerdo, se encuentra una conocida librería de segunda mano. Tiene la peculiaridad, a diferencia de otras tiendas de segunda mano, de tener los libros ordenados. Cada unidad cuesta 3€. Buscamos “Diario de un cazador” y una guía de viajes del norte de España. No los encontramos. Reparamos en un libro grueso, blanco, de tapa dura que estaba en el escaparate y cuyo título, “Historias de fútbol”, se nos antojó interesante. Ninguno de los dos somos fanáticos de ningún equipo, excepción hecha del Numancia, aunque normalmente asocio la palabra fanático a clubes grandes donde los aficionados se desplazan de un sitio a otro y se reúnen en el centro de las ciudades a beber cerveza.

La dependienta de la tienda, una chica morena de unos treinta y tantos años, parapetada tras una pantalla de poliuretano transparente, nos explicó que el día anterior Butragueño, el famoso futbolista, estuvo ojeando precisamente ese ejemplar. Le dijo que a diferencia de la mayoría de libros que se publicaban sobre fútbol, este le había parecido interesante. Intenté visualizar la imagen del Buitre de pie en la librería pasando una página tras otra. Nos lo llevamos

Antes de irnos eché un vistazo a la estantería dedicada a los libros recién llegados. Allí se encontraba “El miedo del portero al penalti”. Libro de Peter Handke y uno de los clásicos que se encuentran en nuestra biblioteca particular del que todavía no me he atrevido a leer más allá del sugerente título. Peter Handke vivió en Soria durante los años ochenta del pasado siglo y según parece era asiduo espectador de los partidos del Numancia. En esa época el equipo se encontraba en segunda división B y jugaba sus partidos en el antiguo campo de Los Pajaritos. Afectuoso con los humildes, Handke dijo que le gustaba el Numancia porque le costaba mucho ganar algún partido y porque no solían ir muchos aficionados. Así que de alguna forma era como formar parte de una causa difícil de defender. Por esa época también conoció al Buitre ya que un día viendo un partido televisado del Madrid, le llamó la atención su figura completamente blanca frente al aspecto embarrado de todos los demás.

Así que nos llevamos todo eso, un libro, algunas huellas adheridas a él y los sentimientos no menos etéreos de Handke y del Numancia.


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